Etiquetas

* (1) LG (1) LG. * (60) LG* (6) Mundo (1)

sábado, 19 de abril de 2008

trans - figura


En aquella selva, continuamente invadida por el ruido de las bestias, de las aguas, de la brisa, sólo se escuchaba esta vez el llanto de un hombre que se acurrucaba en el tallo de un árbol a llorar por su víctima. Él era un cazador y entre sus brazos sostenía una culebra muerta por una de las balas de su escopeta.

— ¡Hombre no llora por culebra! — grita de lejos un colega que pasa aplastando el monte con sus botas.

Él para sí mismo, responde: — No era culebra, era una doncella. La más bella y dulce que jamás veré. Lloro porque hecha mujer quiso cautivarme; mas yo no quise creer… y mi duda engendró su veneno y en víbora la convertí. Luego… obedeciendo las reglas del mundo en que vivo, como víbora la maté ¡Pero no era culebra! …era un alma bella y noble disfrazada de mujer.

En efecto, la piel áspera de la víbora, comenzó a tersarse hasta quedar radiante y sedosa… también brotó de su cabeza una larga cabellera, y de su cuerpo un par de senos, muslos y caderas.

El hombre sostuvo por mucho tiempo entre sus brazos el cadáver de la verdadera belleza. Sus lágrimas no bastaron para despertarla. La sangre corrió por todos los caminos de aquella selva y el cielo soltó una tormenta que sirvió para esparcir sangre y lágrimas por todos los rincones… Así, de alguna forma él permaneció siempre junto
a ella, y a veces, se les ve caminando por la selva.

No hay comentarios.: