Yo, Rey de la Miseria, creador de la humillación y la verguenza, amo de famélicos espíritus, incitador del odio, la intriga y el miedo... ¡¡¡¡Vengo a entregarles mi abrazo!!!!


¿Por qué el rechazo?

La felicidad es el ratico en el que no estás, cuando el silencio y mi voluntad se hacen presente. Mas llegas... y tu presencia oscurece mi sonrisa, entonces la felicidad se convierte en recuerdo; recuerdo que persigo en los registros de mi paladar, en las imágenes de mi cabeza, en la leve certeza que guardo de que en algún momento todo estuvo bien, todo estará bien, aunque arda por siempre entre volcanes, por no cansarme de agitar la lava.

Si hubiese ido...

Entender una razón moribunda,
Hallar por qués disueltos en el tiempo
dejar pasar las horas recordando cosas que no sucedieron
extrañar momentos y rebosar los deseos de subjuntivos
nadar en playas sin orillas, y saber lo que hay que saber cuando la semilla se ha perdido,
entre otras cosas... ésto es el arrepentimiento.

Cronicas de Oficina II

El detalle y la forma, el reloj y el esquema. Las hormigas trabajan y trabajan, los demás preguntan y pasean... todos en la gran caja pensando en la quincena.

antojo

Me provoca descubrir a qué sabe el susurro de tu boca, cuál es la temperatura de tus manos y la densidad de tu sudor. Se me antoja verte entre dormido y cantarte una canción. Me dan ganas de bailarte y que me bailes, de masticarte la sonrisa y combinarla con un sorbo de mirar. Quiero encenderte... conocerte y olerte, todo por un instante, fugaz y radiante, breve y feroz, para que me recuerdes y para recordarte, como a una linda canción.

He visto a los hombres brindar con copas doradas, he visto a la diplomacia custodiando a la abundancia. He probado bocadillos de sabores extranjeros, he coqueteado con el capricho, el poder, la avaricia y la impostura. He visto tacones, financiados por trajes negros, cuyas suelas son hechas para aplastar girasoles.... Yo me quedo con los girasoles, incluso después de que los aplastes.
Yo me quedo con la simpleza sincera, con la inmediatez resplandeciente, con las praderas verdes, con las emociones intensas, con el abrazo y la belleza.

Crónicas de Oficina I

Todos los días se despierta, se levanta, se baña y se alimenta.
Todos los días sube y se sienta, saluda y conversa sin comunicar nada, sólo comenta.
Todos los días observa callada a la ciudad entera, los carros y palmeras, la lluvia y las protestas.
Todo pasa, todos los días todo sube y baja, todo se arma y desarma. Todos llegan en calma, todos se van alerta. Todos murmuran y callan, todos celebran y juegan.
Sin fuego ni hielo la rutina gobierna. El tiempo pasa ligero o sediento según la marea. No hay brisa ni viento pero sobran las miradas, aquí en el pequeño infierno no hay sonrisa barata, ni atardeceres tibios ni calles empedradas, aquí todos somos sacos de huesos que vuelven por las mañanas, con almas empeñadas en sueños que se olvidan entre paredes blancas.