El ciclo

Vivo el momento del silencio, padezco de una imaginación muda, mis labios se adormecen ante la frivolidad, mi corazón perdió sus causas, todos ríen y sonríen, yo sólo observo, observo con método científico, como una especie que quiere conocer a otra, me pregunto si las sonrisas serán ciertas, o si habrá algo de hábito o postura en ellas. Mis pensamientos, muy reducidos en cantidad, comienzan a debilitarse; el ruido de la marea exterior toma fuerza, el entorno comienza a tambalearse como una barca, no mareo en barcos, pero aquí si siento náuseas; Comienzo a desdibujarlo todo, como hechos con trazos de lápiz, todos desaparecen. Quiero escapar del silencio, pero a mis pies, aparece una serpiente mordiéndose la cola. Comprendo que todo vuelve, rompo el silencio, me reconcilio con la palabra, busco acciones, ansío acciones.

Vaivén

La brisa va y viene.... constante, infinita, inefable. Siempre irá y volverá a venir, no existe brisa que no retorne, no existe caricia mortal, sólo eternas y permanentes. Todas las noches, incluso las más bellas y estrelladas, anhelan el amanecer. Todos los surcos esperan el agua, todo silencio habla, toda palabra oculta, un secreto, un motivo, un miedo, un aviso. Todo es angustia. Pálpitos, corazonadas y temblores; mareas, escalofríos y erecciones; también ellos, van y vienen...

El Hurto

Lo que guarda la tierra, debe ser para la tierra

La consiguió abierta y espléndida. Introdujo en ella sus manos sucias y extrajo enseguida sus entrañas radiantes, que aún en sus manos, ya moribundas y corruptas, continuaban resplandecientes.
Quedó sangrando y en agonía...

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El Ermitaño

El Ermitaño de la montaña guarda en pecho una fosa es profunda y oscura; como su tristeza inexplicable e intermitente.
El roba sonrisas que luego lanza a la fosa a ver si logra llenarla, pero estas apenas alcanzan para tapar el piso del enorme hoyo de su alma.
Ya el viejo no recuerda que fue aquello que le arrancaron del pecho para abrir semejante agujero; ahora solo siente el frío y el vacío de ese espacio q lleva consigo, al que cualquier cosa le queda pequeña.
Por ello vaga por el bosque, arrebatando momentos que pueda lanzar a la fosa, con la esperanza de que el hoyo se llene y el vacío desaparezca.

Sueño / Pesadilla

Desde la cima de una pradera… observo con encanto las maravillas de la naturaleza. Árboles gigantes decoran el relieve verde y amarillo que sirve de alfombra. El sol, galante y radiante, ilumina gentilmente, abriga y decora. Las flores silvestres hacen los suyo y se reparten entre el paisaje. No hay un solo objeto que no reluzca, es la grandeza del mundo toda entera en un mismo horizonte. A lo lejos puedo ver los glaciares; detrás de mí, desiertos y mares. Es un sueño, sé cuando cae cada hoja y con cuanta fuerza rompe cada ola. Escucho al mar y a los ruiseñores.

De pronto una fruta cae a mis pies, todos los árboles están cargados de ellas. Es verde, amarilla y roja, luce apetitosa, la recojo del suelo, la huelo y la muerdo. Entonces salen de ella gusanos multicolores. Pequeñas bestias con miles de dientes afilados en sus mandíbulas, diría que son millones y sólo esperaban que alguien abriera la fruta para comenzar a crecer y a escaparse. También las bestias son parte del paisaje, también pertenecen al ecosistema. Comprendo. No hay sueño sin pesadilla. No hay sonrisas sin miedos. La belleza es relativa, fugaz y confusa. La felicidad: un instante, los instantes, alimentos del tiempo que todo lo devora.

Comprender no significa estar de acuerdo

Quise encontrarme hoy con ella, mas se fue la tarde se instaló la noche y ya casi llega la mañana... ella sigue lejana, oculta. No responde a mi llamado ni complace mis súplicas. Y como amante novato y hambriento no consigo esconder mi ansiedad, brota de mi piel, de mi mirada y hasta del ritmo de mi respiración, comienzo a marearme, ella no llega. De hecho, se esconde y yo la escucho riendo de manera burlando mientras me espía de lejos. A pesar de su crueldad la sigo necesitando. Desde hace mucho, desde los primeros recuerdos que guardo en mi cabeza la he necesitado; Es la palabra, que a pesar de la lluvía y los atardeceres, no ha querido encontrarse hoy conmigo. Y yo aqui con tantas con una montaña de historias, escuchando el reclamo de todos los personajes que me exigen que los cuente, pero yo no puedo hacerlo si la palabra no viene a mi para darle forma y hacer de ella mil historias.

Elogio a las limitaciones

Y la lluvia obligó a los hombres a refugiarse bajos los puentes...

Ésta tarde de lluvia cambió muchos planes... Éste aguacero de ahora redujo productividades, se hizo menos dinero y se preparó más chocolate... ¡Que bueno!

Que bueno que el hombre siga siendo tan débil
Que bueno que todavía el agua nos frene
Que bueno que las montañas multipliquen por mil las dimensiones de las ciudades
Que bueno que el mar siga siendo invensible, que la lava nos queme, que hayan fantasmas y temores... Que bueno que tiembles, que bueno que sudes

Porque si aún siendo tan débiles, nos dedicamos a hacer bombas, a prolongar guerras, a esparcir enfermedades, a multiplicar el hambre... ¿Qué pasaría si fuésemos un poquito más fuertes?


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En medio de la noche, me cobijan las letras
Si hace frio y llueve el refugio es la poesía
y si al contrario resplandece la luz y el sol calienta, respirar profundo y hondo es un poema.

Desnudez

Toma mis ropas, roba mi ornamenta. Quema mis pertenencias. Borra mis palabras, escóndeme las letras. Anula mis sueños, debilita mi aliento. Derriba un árbol, mata inocentes, vomita sobre alimentos frescos... Evapora mis lágrimas, rómpeme los huesos pero no me quites la Fé.

Quien quiera que seas,
déjame seguir creyendo.