El Ermitaño

El Ermitaño de la montaña guarda en pecho una fosa es profunda y oscura; como su tristeza inexplicable e intermitente.
El roba sonrisas que luego lanza a la fosa a ver si logra llenarla, pero estas apenas alcanzan para tapar el piso del enorme hoyo de su alma.
Ya el viejo no recuerda que fue aquello que le arrancaron del pecho para abrir semejante agujero; ahora solo siente el frío y el vacío de ese espacio q lleva consigo, al que cualquier cosa le queda pequeña.
Por ello vaga por el bosque, arrebatando momentos que pueda lanzar a la fosa, con la esperanza de que el hoyo se llene y el vacío desaparezca.

Sueño / Pesadilla

Desde la cima de una pradera… observo con encanto las maravillas de la naturaleza. Árboles gigantes decoran el relieve verde y amarillo que sirve de alfombra. El sol, galante y radiante, ilumina gentilmente, abriga y decora. Las flores silvestres hacen los suyo y se reparten entre el paisaje. No hay un solo objeto que no reluzca, es la grandeza del mundo toda entera en un mismo horizonte. A lo lejos puedo ver los glaciares; detrás de mí, desiertos y mares. Es un sueño, sé cuando cae cada hoja y con cuanta fuerza rompe cada ola. Escucho al mar y a los ruiseñores.

De pronto una fruta cae a mis pies, todos los árboles están cargados de ellas. Es verde, amarilla y roja, luce apetitosa, la recojo del suelo, la huelo y la muerdo. Entonces salen de ella gusanos multicolores. Pequeñas bestias con miles de dientes afilados en sus mandíbulas, diría que son millones y sólo esperaban que alguien abriera la fruta para comenzar a crecer y a escaparse. También las bestias son parte del paisaje, también pertenecen al ecosistema. Comprendo. No hay sueño sin pesadilla. No hay sonrisas sin miedos. La belleza es relativa, fugaz y confusa. La felicidad: un instante, los instantes, alimentos del tiempo que todo lo devora.

Comprender no significa estar de acuerdo