De madrugada con mi Simón...
Me sumerjo en un océano de paz y ternura, de amor y calma. Mi corazón, otrora acorazado e incrédulo, rebosa de emoción y alegría. A un lado ha quedado el mundo con sus placeres y pesares. Ahora, inmensamente feliz y egoista, sólo puedo entregarme a tu sonrida y tu mirada. La tarde cobra sentido si me tomas con tus manos y sueño con verte soñar y luchar por tus deseos.
¡Pequeño guerrero de vida! mi mayor anhelo es ser tu luz y tu guia y dejarte volar y correr por los senderos más altos. Mientras te haces fuerte, seguiremos aquí, en el cálido océano, saliendo a flote gracias al amor, esquivando el frio, superando el cansancio y saludando al sol en cada amanecer para luego dejarnos bañar por su resplandor.
