La noche da paso a verdades guardadas en silencio.
El silencio se convierte en compañia dulce.
La dulzura se esconde en la sonrisa de pequeños que encuentro por las calles.
Las calles siguen siendo laberintos.
Y en los laberintos siempre me encuentro de noche, junto a las verdades que guardo en silencio.
Porque ya no encuentro oídos que quieran escucharlas o porque mis labios se niegan a pronunciarlas.
Aqui sigue la noche, y también mis silencios.
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