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martes, 20 de enero de 2009


Él y Ella se encontraron por los días finales de la historia. Un cielo naranja y negrusco hacía de techo y una tierra árida y oscura de alfombra. Hubo silencio y miradas intensas. La tierra entera se encontraba desolada, la humanidad había acabado con la humanidad misma.

Él creía que debía destruirla, no era momento para alianzas. Ella con el alma enfurecida, instó el primer ataque. Ambos utilizaron sus armas más poderosas, ambos levantaron una enorme nube de polvo ardiente, ambos tenían fuego en sus pupilas, ambos perdieron la batalla, ambos ganaron la guerra, porque él se reconoció en ella, y ella se descubrió en él… y fue el abrazo el primer paso, para resembrar aquella humanidad moribunda.
Aquí, donde sólo la basura sobra.
Aquí donde el estiércol abunda.
Aquí donde no existen las almas.
Aquí donde contaminarse es moda.
Aquí donde las miradas son mudas.
Aquí donde la estupidez se atesora.
Aquí, en este cementerio de sabiduría y belleza.
Aquí, en este paseo de esperpentos y bocetos, aquí es nuestra casa.

...

Yo no dejo de llorarte tierra mía, por ser desde siempre el gran amor lejano que me signa, porque te quiero desde hace tanto, porque tu cielo me ha cobijado, porque fue en tu suelo donde nacieron mis pasos. ¿Qué será de ti tierra mía? Supieras el temor que me produce ver a la dama negra coquetear con mis hermanos. ¿Qué será de ti tierra mía? Cómo es que una mujer sin nombre pueda nacer amándote, y aquellos con títulos nobles no hacen más que profanarte.

Sr tiempo...

Soy el Señor del Tiempo y vengo a hacerte dos ofertas.
La primera es una casa inmensa, con extensos jardines, caminatas, un parque y una fuente para que tus hijos jueguen; hermosos ventanales, absoluta seguridad; en fin es esa casa que sé has soñado; sólo que por dentro las paredes se han deteriorado un poco, de hecho, se pudrieron, pero ya están secas, algo opacas pero aceptables. Mientras no invites a nadie dentro tendrás la mejor casa de todas.
¿Aceptas?
Escucharé la segunda oferta
La segunda es una pequeña cabaña, sin jardines, escondida en un basurero, no tiene ventanas pero tiene una pequeña chimenea, quizá eso te baste. Por fuera, dada la humedad y los escombros del basurero las paredes se han enmohecido, el techo tiene enormes goteras y cualquier persona que se acerque percibirá un abrumador hedor putrefacto… en fin, es esa casa a la que jamás entrarías… Sin embargo, es una particular cabaña porque sus habitaciones son cálidas, y cualquier cosa que cocines en su estufa tendrá un sabor especial, mágico ¡exquisito! No hay grandes riquezas en ella, y puede caerse en cualquier momento, pero mientras habites allí, disfrutarás sin duda, de una dicha inmensurable. Y ahora ¿aceptas?
¿No tienes una tercera oferta?
Te dije que venía hacerte sólo dos ofertas. Ya te las hice ¿Con cuál te quedas?
¡Con ninguna! Te crees grande por manejar el tiempo, por dominar y calcular las circunstancias… Quizá sí, es posible que tengas algo de poder, pero sólo algo. Yo tengo voluntad y manos, ideas y sangre. Y con eso puedo hacerme la casa que desee; puedo hacerla y deshacerla cuando quiera. Usted señor tiempo, por uno de sus errores: mi voluntad, no puede imponerme nada. Hasta siempre.