Extensa distacia, desde mi piel a mi alma, desde mi voz a mi escencia, desde mis actos actos a mis creencias. Una muerte silenciosa y modesta que ni mata ni se aleja. Una muerte silenciosa e indolora que sólo hiere a punta de indiferencia. Una muerte que clava puñales helados en mi espalda... La nada, el vacío y de nuevo la nada... se acrecienta la distancia. De un lado mi cuerpo, en el centro una planicie árida, del otro lado: la escencia, los sueños, la música, un escudo y mi espada.
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