Pertenezco al extraño grupo de personas que aún les gusta mirarse a la cara, tocarse las manos, abrazarse y hablarse mirándose a los ojos...
Soy de los pocos que sigue creyendo que los teléfonos son sólo eso y que nunca remplazarán la emoción, y ni siquiera el hastío, que puede producir la compañía de alguien de carne y hueso.
Me rehuso a ser tecnologiamente hipnotizada; prefiero los juegos secretos pero ciertos, las miradas cómplices, la comida de verdad y el ejercicio... Siento mucha tristeza por quienes, no pudiendo materializar pasiones silentes, usan artilugios binarios para construir lazos que existen y al mismo tiempo son falsos, alejándose, quizá sin darse cuenta, de cosas reales como el sudor, la palabra, los latidos e incluso el amor.
PD: #Desconectate #Vive